domingo, 31 de mayo de 2009

REFLEXIÓN Y CIERRE DE AGENDA

Es curioso como normalmente haces cosas porque salen de ti, y no te das cuenta de que nunca te corresponden de la misma forma.
A veces hace falta bajar a los infiernos, tener una racha de ánimos o energías bajas, para ver que las propuestas para hacértelo olvidar brillan por su ausencia.

Ya he comentado alguna vez lo cómoda y casera que es la gente en Barcelona, y generalizo ampliamente porque es así. Da igual si son catalanes o si han venido del Perú; todos acaban guiándose por los mismos patrones.
Si en Huelva mis amigos me proponían constantemente quedar para ir al cine, para tomar un café, para hacer senderismo, para pasar un día fuera o para echar unas risas, en Barcelona es sencillamente inútil esperar que esto acontezca. Aquí no, aquí tienes que ser tu y únicamente tu el que les saques de casa.
Allí éramos todos...a nadie había que sacarle a rastras de casa. Aquí soy yo el que tiene que andar llamando, rogando y proponiendo...poniendo por delante una agenda de actos que los demás ni se han molestado en buscar...y menos en proponer.

Normalmente lo hago sin problemas porque me sale del alma...propongo películas, o le digo a alguien que voy a tal sitio y que se venga. Pero si de repente una semana me callo y quedo a la espera de alguna propuesta, por simple que sea ('vente a tomar un café'), no sólo me salen telarañas de esperar, sino que te das cuenta de la cruda realidad, de la comodidad de la gente, siempre a la espera de que sea otro el que le planifique la tarde.

Esta semana que acaba ha sido durísima para mi, anímicamente hablando. Ya siento muy a menudo que determinadas personas y lugares me roban energía, pero esta semana ha sido especialmente cruenta en este sentido. En el trabajo el ambiente de negatividad, las voces en alto, los malos rollos y el estrés me han dejado por los suelos...me iba resbalando en la silla cada vez mas, y a las cuatro salía sin fuerzas a la calle.
Llegaba a casa las cuatro y media y a las cinco y media ya tenía que salir a dar clase, pero mi cuerpo me pedía cama...estaba rendido...sin energía.
Llegaba a clase. A estas alturas del año la clase, sin ventanas al exterior ni aire acondicionado, es un horno. Y encima últimamente mis alumnos hablan mucho, y allí estaba yo...asado vuelta y vuelta y levantando la voz...exhalando la mínima energía que me quedaba.
A las siete y media salía de clase casi a cuatro patas...arrastrando los pies hasta casa, subiendo tres pisos de escaleras con la tensión en el tobillo.
Entraba en casa, y como guinda al día, me encontraba a mi compañera en el salón fumando como un cosaco, uno tras otro, con la neblina pertinente.
Con semejantes alicientes y desgaste...me iba directo a la cama.
Me acostaba a las 19'45 o a las 20'00 cada tarde...rendido, agotado, descargado, desfallecido...
y dormía hasta las 06'30 del día siguiente...
sin cenar ni ducharme.
Normalmente no puedo dormir con hambre...mi cuerpo me despierta, pero imaginaos lo derringado que estaba para no despertarme ni por hambre.

A la mañana siguiente vuelta a empezar...energía negativa en el trabajo, calurosa clase, ambiente nicotinero en casa...y vuelta a tirarme a la cama.

Llegué al viernes absolutamente destrozado. Y el viernes, mirando los actos del fin de semana para tratar de animarme, fue cuando reflexioné.
Iba a enviarle un correo a mis amigos diciendo qué películas quería ver en el cine, o a que hora iba a ir a determinada fiesta o exposición. Es lo que hago siempre. Pero me frené.
Me frené porque pensé que era injusto.
Había pasado una semana absolutamente enfermiza y nadie, NADIE, me dijo un solo día de hacer algo juntos...
pero no sólo eso...
si me pongo a pensar...hace meses, pero muchos meses, que nadie me llama para invitarme a cenar...(mientras que yo he invitado 300 veces), o aunque no me invite, simplemente que me lo proponga ('oye, ¿cenamos esta noche juntos en un libanes, pagamos a medias?').
De la misma forma hace muuucho que nadie me invita al cine...
hace mucho que nadie me llama para decirme 'vente mañana a tal sitio'.
Decididamente, hace mucho tiempo que casi nadie cuenta conmigo, muy al contrario, se han abonado a esperar propuestas.
Esta semana necesité mucho, pero muchísimo, no imagináis cuanto, que alguien me sacara de casa...que alguien me llevase a cualquier sitio, aunque fuera tomar un refresco mirando al mar, hablando de nuestras cosas...
pero nadie fue capaz.
Mientras tu no haces mas que acordarte de los demás, los demás parecen estar muy ocupados en sí mismos.

Por eso, el viernes pensé que este largo fin de semana (el lunes es fiesta aquí en Cataluña) me lo iba a tomar egoístamente para mi...además de que necesito reponerme de una semana tan dura, y sólo yo se cómo hacerlo.
Ayer me fui en tren a una playa nudista, donde estuve recargando mi energía al sol y me di un baño de agua helada, gélida, casi insoportable de fría, pero que me dejó realmente lleno de energía...nadando en aguas transparentes bajo un sol de justicia. Ese baño, ese sol leyendo un libro...me recargó pilas, me abrió el apetito.
Luego me hice de comer en casa y fui al cine a ver una comedia francesa que me sentó la mar de bien.
Hoy domingo...no desvelo mis planes, pero no voy a parar.

Si ya hace unos meses tuve un enfado en plan 'estoy harto de ser la agenda para algunos', lo de esta semana (unido a ciertas 'deserciones') me ha valido para ser aún mas independiente y tratar de pensar que soy yo quien tiene que cuidar de mi y hacerme disfrutar.
Tengo una amiga que, como muestra de la 'comodidad barcelonesa', lleva semanas diciéndome día tras otro 'un día tenemos que quedar, niño', 'un día tenemos que quedar'...y me lo dice dos veces casa semana....
pero....
nunca dice cuando, nunca dice 'vente', nunca dice 'hoy', nunca dice 'vamos a cenar'.
Espera, espera y espera.....
espera que seas tú quien marque el momento.
Tú tienes que proponer.
Tú tienes que llamar.
Es lo que me quema de Barcelona.

Echo de menos a los andaluces porque nos sobra tiempo para proponer, quedar, salir, empujar, animar...tenemos una capacidad de decisión, de propuesta, de trazar planes con amigos por insignificante que sea el plan...
para eso no hay nadie como nosotros.
Si no llamas tu, te llama tu amigo.
Viviendo en la misma ciudad, no hay semana en que uno no llame al otro para hacer algo juntos.
Aquí....te comen las moscas esperando.
Así que voy a pasar un poco de todo.
Ahora me toca a mi.

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