sábado, 1 de noviembre de 2008

LA SEMANA SEXY DEL AÑO

Estoy convencido que todos tenemos una semana sexy al año. Una semana o un periodo en el que, no sé qué cosas se conjuntan (estrellas, hormonas, vete a saber...), pero tenemos un atractivo irresistible para los demás.

Debe ser seguro alguna tontería tipo ley de Murphi, pero existe.
Y mi semana arrebatadora concluye hoy.
En 8 días me han pasado una cantidad de cosas increíbles relacionadas con la atracción. Y además masculina.

El primer día, un ex-conocido mío me invita a su cumpleaños diciendo que cenaríamos los dos solos en su casa 'y lo que surja'. ¿Y lo que surja? ¿pero cuando le he gustado yo a este tipo?. Aún no encuentro razonamiento a la propuesta.

Día siguiente, otro conocido me tira los tejos por email y sugiere que soy aquello que desearía poseer para siempre. Mis ojos como platos leyendo aquello. Tanto que envié el mail a todos mis amigos para decirles si estaban leyendo lo mismo que yo, y si, declaración evidente, lo corroboran todos.

Otro día de la semana voy en el metro a trabajar, menos gente de lo habitual en el vagón, y el señor cincuentón situado enfrente mía me marca durantes largos minutos con la mirada, para luego sacarme discretamente la lengua en movimiento labial. Hasta la sangre se me quedó parada.

Otro día de la semana, viendo habitaciones, coincido al mismo tiempo en una con otro chico que ya la estaba visitando, y tuve que esperar en el recibidor. El chico, mientras la israelí le enseñaba las estancias por el pasillo, me iba echando miradas furtivas. Cuando se marchaba, me preguntó mi nombre y me plantó dos besos. Hasta ahí nada. Se marcha, la israelí me enseña el piso (una cochinera impresentable) y salgo huyendo de allí. Abajo en el portal, justo antes de abrir para salir, estaba el chico. Me vé bajar y me clava la mirada. Cuando me acerco a darle al botón de abrir el portal, se toca "ahí" mientras me mira.
El corazón a 300 por hora...le doy al botón y me marcho.

Tarde de ayer viernes, diluviando en Barcelona me voy a ver dos habitaciones, sin paraguas. Me refugio al lado del metro Urquinaona cuando salí de él. Pasa un travelo que parecía una mujer vestida muy decentemente, y me mira sin parar incluso cuando cruza a la otra acera..con una leve sonrisa de seducción. Cuando creo que ya la he perdido de vista y me centro en que pare de diluviar, rehace su camino y vuelve a venir hacia mi. Va y me dice, con acento brasileño, algo así como que seguro que ella es mi fantasía hecha realidad. Tuve que soltarle una de mis frases cortantes, tipo ''mas bien mi pesadilla, guapa''.

Misma tarde, minutos después, uno de los pisos que visito me lo enseña el propietario, fumador como cosaco, y al fondo está el inquilino, un gay yanqui (OH DIOS MÍO..CÓMO ME CASTIGAS...). Los dos parecían buitres recorriendo su presa antes de devorarla. El piso precioso, pero entre las miraditas de maduros sádicos y el tabaco, puse pies en polvorosa.

Y hoy en el gimnasio...he tenido que cerrar mi ducha con cerrojo porque de verdad no sé qué coño pasa esta semana...¿todo el mundo tiene hambre y le da igual lo que pille?
y eso que he estado lo más desarreglado y estresao que os podáis imaginar.

Por eso digo...creo que debe haber una semana (en algunos quizá mas...) en la que, aunque no lo percibes, tus hormonas masculinas deben llegarle más a los demás, o que vete a saber qué circunstancias hacen que tengas mas encanto.
Para los guapos será algo cotidiano, pero para los que tenemos menos encanto físico, cosas 'anómalas' como estas (anómalas por seguidas) nos llaman la atención.

Vamos...si me llego a dejar, esta semana se hubiera puesto las botas conmigo media Barcelona...jajajajaja

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