miércoles, 26 de noviembre de 2008

CHARLAS EXTRACONTINENTALES

Las últimas tardes de clase se han convertido en largas conversaciones realmente interesantes.
Mi 'novio' pakistaní me espera al final de cada clase para invitarme a un café y dialogar en inglés y español sobre cualquier tema.
Negocios, política, religión, da igual. El caso es que disfrutamos de largas conversaciones en la calle, parados bajo el crispante frío y la maldita llovizna, o sentados ante un fortísimo café de kebab, no apto mas que para disolver metales.

Digo 'mi novio' porque este hombre, menor de edad que yo pero aparentando 3-4 mas, siempre me ha parecido interesante, inteligente y con un atractivo maduro.
No hay posibilidades, tiene a su mujer en Pakistán y aquí piensa con mentalidad semicasta, un poco pro-religioso. Otra cosa será lo que haga cuando el cuerpo comience a rugirle pidiendo sexo.

Mi 'novio' me espera cada tarde de martes y miércoles. Él asiste a mis clases, y cuando acaban, me espera a la salida, pacientemente, como quien espera a la mujer mientras realiza compras.
Yo guardo el material, informo a la encargada de los cursos, y salgo a la calle con la seguridad de quien sabe que su Adán prohibido le está aguardando fielmente.

Caminamos lentamente en dirección a mi casa, que está solo a 100 metros, pero puedo tardar hora y media en llegar. Porque los dos entablamos conversaciones sobre actualidad, política, antiamericanismo, mundo árabe, catalanes o vete a saber que, alternando los párrafos en español e inglés. Es una conversación muy fluida y lingüísticamente muy rica, porque yo compruebo que mi inglés es avanzado y que sirve, y él comprueba que el español que yo le he enseñado (no sabía nada) le permite articular párrafos perfectamente.
Sus ojos brillantes azabache traspasan mi mente, y cuando ríe se le tornan más tiernos y profundos, y no puede apreciar que me lo como con la mente en ese momento.

Hoy hablamos de bases estadounidenses en España, cosa que él desconocía, del antiamericanismo de muchos españoles, de los separatismos de Cachemira, de la presencia británica en India, de leyes arbitrarias del Indostán, y de cosas sumamente interesantes. Y discutíamos. Él aportaba su visión como paquistaní musulman poco practicante y yo como español semiateo no practicante. Era enriquecedor aportar ambas visiones distantes y limar asperezas. Todo bajo un frío glacial parados a 50 metros de casa... Es como si hubiésemos parado el tiempo para hablar, y el Raval girase a nuestro alrededor, siguiera su vida al margen.

Ayer hablábamos de otras muchas cosas, y me acompañó hasta mi portal. Entonces comenzó una intensa lluvia y viento frío, y nos refugiamos en un acceso al parking de enfrente. Y allí seguimos hablando, mojados, mirándonos a los ojos. Me recordaba (salvando las diferencias) a la escena de 'Desayuno con diamantes' en que ella, bajo la lluvia, busca a su gato, y él la abraza, empapados los dos.

Hay otro alumno en clase, también de Pakistán, con el que no hablo tanto pero que sin embargo creamos química con la mirada. Es tierno, muy tierno, y muy inteligente. Lo adoro.
Los hombres de Pakistán me resultan enormemente atractivos, educados y tiernos. En una clase con 10 marroquíes y 7 paquistaníes, es muy normal que de los 10 marroquíes sólo 3 sean medianamente guapos, y que de los 7 paquistaníes al menos 5 sean guapísimos. Yo me volvería loco en Pakistán.

Hay otro, de Bangladesh, que siempre viene con una gorrita blanca, que sería el novio que me encantaría presentarle a mis amigos...todo educación, belleza...y encima me llama Manolo...cuando nadie le ha dicho que se puede llamar así a los Manueles...¿de donde lo ha sacado? me hace una gracia enorme cuando me dice 'si, pero Manolo...'. Qué lindo.
Esto me recuerda que algunos hombres y algunas mujeres (ahora exparejas mías) me han tenido en sus manos, y han desaprovechado la oportunidad de llevarse el mejor bombón de la caja a casa. Se han perdido un harén individual con una auténtica bomba sexual. No supieron cuidar mi amor o darme el que yo necesitaba, y perdieron un auténtico amante sensual.

¿Por qué digo esto? bueno...pues porque con mi paki de las conversaciones haría maravillosos juegos eróticos, y con mi tierno de la mirada también. Pero soy profesor y esas cosas no deben pasar de mi mente.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que no puedes cumplir tus anhelos pero consuélate porque se dice que en la búsqueda de lo que deseamos y se nos escapa está el placer más que en lo deseado propiamente dicho. Bueno...eso dicen.

Manué dijo...

Jajajaja...tanto como mis anhelos...
hombre, soy profesor, debo guardar las distancias y respetar a mis alumnos. Dentro de clase no tengo pensamientos obscenos, fuera en la calle son uno mas.
De todas formas en mi hay dos cosas que no tienen que ver la una con la otra: una, el encaprichamiento visual o sexual, y la otra, la búsqueda de pareja o de amor.
A mi de nada me sirve un cuerpo bonito si no me puede llenar como persona. De este modo, babeo como cualquiera ante una belleza, pero en el fondo, Manué busca para tener a su lado a una persona, no a un cuerpo.
Siempre me han enamorado las personas, con indiferencia de cómo fuera su físico.
Me llena tu sonrisa, tu mirada, tu autenticidad, tu sentido del humor.
Lo demás, carece de importancia.
Y lo digo desde el corazón, porque yo soy así.
No soy nada promíscuo, prefiero esperar por una persona que valga de verdad.
Ni 100 cuerpos pueden llenar el vacío de mi corazón.
Hace tiempo decidí no buscar el amor, porque éste, el de verdad, siempre me ha llegado cuando menos lo he buscado.
Un saludo y gracias por visitarme y escribir.

Anónimo dijo...

Vale, me ha venido muy bien tu reflexión sobre el "encaprichamiento" y la "pareja" porque últimamente pienso mucho en ello. Las gracias no hay por qué darlas, o sea, de nada.
Saludos.