martes, 31 de marzo de 2009

LA 'RUTA DEL AGUANTE'

El sábado pasado no paró de llover en Barcelona, fue un día de lo más incordioso...pero al final me lo pasé bomba.
Salí a las 11'00 para ir solamente a ver una exposición, y no volví a casa hasta casi la madrugada.

Todo empezó cuando Raúl quedó conmigo y con sus amigas Sonia y Patricia para ir a ver la exposición de Sorolla en el MNAC. Quedamos al mediodía junto a las torres de Plaza España.
Yo no conocía a sus amigas, y de paso me las presentaba.
Sin que dejase de llover ni un minuto, por fin las conocí (muy simpáticas y buena gente, que es lo que cuenta para mi) y fuimos a la exposición.

Pese al día de lluvia, había un gentío increíble en el museo. Los cuadros eran bien grandes, pero ante cada uno se arremolinaba un grupo amplio de personas.
Yo soy muy respetuoso/exigente en los museos y me molesta que alguien levante la voz, pero el propio Raúl estaba ese día un poco fuera de si, hablando en voz alta, así que ya me dió igual todo.
Entre las voces, la gente, el calor, el hambre y qué se yo, no era posible centrarte en la exposición, y empezó a salir mi guasa de dentro hacia afuera, poco a poco.

Empecé a comentar, como quien no quiere la cosa, tonterías y disparates que yo veía en los cuadros. Se lo comentaba a Patricia, que era la chica que estaba a mi lado (de sangre andaluza, se lo calé a los 2 segundos de conocerla), y se partía de la risa.
Yo decía un disparate, nos reíamos, y ella soltaba otro, y nos reíamos también.
Ya los cuadros importaban poco, buscábamos el friqui que hubiera en ellos, o una historia inventada, o cualquier cosa de la que imaginar otro sentido.
En el de País Vasco, por ejemplo, decíamos que había carga sexual...uno de los personajes miraba de reojo a otra que estaba sentada, a la que apodamos La Bella Easo, o La Lechera, la cual pasaba un huevo de la tetosterona disparada del otro.
Y venga a reírnos.
En el del patio sevillano encontramos a una andaluza que estaba pintada casi como un travelo, como Curro Jimenez con traje de faralaes.
Y jaja jaja jaja.

Teníamos un choco encima (expresión huelvana) de no parar. El hambre crecía y las ganas de reir más. Sonia se empezó a interesar por nuestros chascarrillos y también se reía.
'Nos van a echar' decíamos por las risas que soltábamos.
Pobres visitantes...lo que tuvieron que aguantar de nosotros...pero no fueron los únicos...no.

El estómago nos rugía tras hora y pico allí dentro. Pensamos en ir a comer a algún lado, y justo al salir había una turista que había comprado un bocata y había extendido el brazo con él, de forma que parecía un reclamo para mi hambre. A punto estuve de saltar a hincarle el diente.

Raúl nos habló de un restaurante chino que él conoce, por su barrio (no lejos de Plaza España) y al que curiosamente van a comer otros chinos. A Patricia no le apasionaba la idea, pero menos mal que fuimos...porque si no, no tendríamos tanto que contar de ese lugar...jaja.
Por el camino hacia el chino seguíamos riéndonos de todo Patricia y yo...un local abandonado donde todavía estaba el letrero de la consulta de un futurólogo/sanador barbudo con cara de pocos amigos, otro restaurante chino llamado 'Jardín Rosa', del que nos imaginamos por el nombre al camarero travestido con kimono y abanicos a lo Locomía...en fin...cualquier chorrá era buena para seguir doblaos de la risa.

Finalmente entramos en el chino que propuso Raúl...que curiosamente no tenía nombre en la fachada ('¡glub!' - pensé yo). Era muy espartano en decoración y enseguida vino a atendernos una china con cara de muñeca chochona y vestida con un chandal lleno de enormes lamparones imposibles de disimular.
Nos sentamos en una mesa. Al fondo, un niño chino delgado y con coleta torera no paraba de comer de pié..muy abstraido en sus pensamientos.

Nada más abrir las cartas...alucina vecina...los ojos se me pusieron como huevos cuando leí los menjunjes que tenía el restaurante, más propios de una receta de brujería medieval: lenguas de pato, intestinos, piel de pescado, patas de pollo, ancas de rana...y un inquietante 'huevo negro'...que se le caería a Obama, digo yo.
Un menú de mear y no echar gota.

Empezamos a buscar desesperados algo 'ligeramente comestible'..pero es que hasta el arroz '8 tesoros' te hacía sospechar. Estaba entre los entrantes, pero cuando le pregunté a la otra china, la cutre-maitre, me dijo '¡¡¡eeeeeeso postre, postre!!'. Coño, pos ponlo al final, con los postres.
Total..unas risas y unas caras de susto sin saber que pedir.
Patricia y yo nos mirábamos aguantando la risa.
Finalmente pedimos 5 cosas diferentes, una de ellas era pollo picante.

Nos fueron trayendo los platos (la nancy oriental de los lamparones) y oye, qué ricos estaban....el arroz era de los mejores que he comido en un chino (yo que no soy nada de chinos).
Nos trajeron los 4 platos principales pero ni nos acordábamos del quinto. Terminamos de comer, y como no venían, Raúl advirtió a la chochona de las manchas de que no lo trajera ya. Se nos quedaba mirando como un paki intentando entender un cuadro de Picasso.
No entendía ni papa de español. Raúl se lo explicó nuevamente.
Ella decía 'pollo picante, pollo picante', y Raúl le decía 'si, ese, pero no lo traigas ya'.
Si antes lo dice, antes va la china a por el pollo y lo trae.
Vino a la mesa con él (Patricia y yo que nos partíamos).

Raúl le intentó convencer con el 'no no no' pero la del anuncio de skip se encogía de hombros. Miró a la cutre-maitre (una china vestida mas formal) y le dijo algo en chino, y la chochona quiso dejarnos el plato.
En los siguientes minutos vivimos un toma y daca entre la chochona y Raúl, plato va, plato viene, una auténtica batalla dialéctica y plateril. La china ya no sabía que hacer con el plato...estaba hasta el coño de nosotros (con perdón).

Entonces como no nos entendía, vino la cutre-maitre...que era como la institutriz de Heidi pero en versión amarillenta y enana.
Pacientemente, Raúl se lo explicó otra vez mientras ella decía 'yo si entiendo, yo si entiendo'..y a media explicación de Raúl, ella suelta un alarido diciendo que el cocinero estaba cansado o yo que sé, cierra su carpeta de menú, da con todas sus ganas un carpetazo en la mesa que nos deja tiesos y se marcha echando chispas y cagándose en to Dios, pero en cantonés.
Yo alucinaba colorines con la china violenta, todavía mi cerebro trataba de procesar lo que la retina había visto, y Sonia y Patricia estaban boquiabiertas con cara de espanto y preocupación.

Por dentro quería reirme, llorar de la risa, pero sabía que si me reía nos podían echar aceite hirviendo encima, o peor aún, meterme en el caldero en el que cuecen las lenguas de pato. Patricia y yo nos mirábamos sin saber si reir o salir corriendo. Sonia estaba preocupada y Raúl tan tranquilo.

El pollo picante al final vimos cómo se lo encajaban a otra mesa...seguro que diciendoles que era lo que habían pedido..y todavía hoy tendrán acidez de estómago.
Nosotros no parábamos de comentar la escena del carpetazo y el pollo, estupefactos.
'Si traen chupitos no los bebáis, que ésta nos envenena' dije yo.

Dada la tensión flotante, pedimos la cuenta (que vino en chino) y vimos que no nos cobraron el pollo adragonao..solamente había 4 cosas en chino. Dije que tuvieran cuidado al tocar el ticket, no sea que lo hubieran impreso en papel urticante como venganza, jajajaja.

Pusimos la pasta y cuando trajeron el cambio, nos dejan en la mesa un plato con una naranja sin pelar cortada en 400 gajos.
Yo no entendía nada. '¿Esto pa que es? ¿pa lavarnos las manos, pa postre, una maldición?'.
Por si acaso no tocamos la naranja y salimos del 'chino violento' sabiendo que ese suceso lo íbamos a recordar por mucho tiempo. Y que volveré a comer allí, pero cuando ya no se acuerden de mi cara.

Por la calle comentábamos que habría que hacer una 'ruta del aguante', es decir, ir otro día a otro restaurante de una nacionalidad diferente a ver si nos sucede también algo estrambótico. Y seguimos riendo.

De allí nos fuimos a una tetería del Poble Sec, sin parar de llover. 'A ver que nos pasa ahora en un árabe' pensé yo. Pero estuvimos un rato entretenidos y bien.

A Raúl le llamaron y se tendría que marchar, pero dijo que las chicas y yo podríamos continuar o ir al cine (para ese entonces nos habíamos caído muy bien los tres). Nos propuso 'The Reader' (jajajaja..ay..me río pensando en la peli) y a Sonia le apetecía. La ponían en el Comedia..creo recordar que a las 19'30.

En esto me llama mi amiga Eli y le digo que se una a nosotros. La esperamos en Metro Paralel tras despedirnos de Raúl y paseamos con ella hacia el cine.
Entramos en una zapatería china de estas que han reformado y parece una tienda de Vitorio y Luchino...toda llena de espejos y aire moderno, con ropa y zapatos. Curiosamente, la china estuvo todo el tiempo a dos palmos de nosotros...muy desconfiada y vigilante. Pensamos, de coña, que por walkie-talkie los del restaurante habían dado nuestra descripción a la comunidad china y les habrían dicho 'tenel cuidado'.

Luego fuimos al Bracafé de Ronda Universidad, enmedio de la lluvia y de una concentración del Partido Comunista, creo.
En la cafetería, Patricia se pidió un capuchino que luego no le gustó, y yo le pedí un vienés, porque ese está muy bueno allí. Nos atendía un paki cejorro, o algo parecido, que tampoco mostraba cara de buenos amigos.

Nos fuimos despacio al cine, compramos las entradas, husmeamos en el H&M cercano, y finalmente entramos a ver la peli.
La sala 2 del Comedia era auténticamente un horno. Nada mas entrar, aun sin estar a la mitad de su aforo, allí hacía mas calor que en un baño turco. Empezamos a quitarnos ropa y a comentarlo.
La película empezó y a los pocos minutos, ¡zas!, se corta y se enciende la luz. '¿Que mas nos puede pasar?' dijo una de las chicas. Jajajajaja.
Arriba en la cabina de proyección no había nadie...y hasta que no saliese alguien a avisar, allí nos quedábamos.
El calor y el sopor iba en aumento. Finalmente un espectador fue a avisar y la proyección continuó.

Era una película realmente soporífera y sin sentido. Desde que empezó no hacían mas que follar..la rebauticé como 'The Fucker', y duraba mas que 'Los Diez Mandamientos'. Entre lo mala que era, el calor, el sopor y la duración, realmente me apetecía de nuevo cachondearme de algo. A dos asientos de mi, Patricia no paraba de reir...se lo pasaba pipa diciendo disparates sobre la película, pero no pude escucharlos..lo que nos hubiéramos reido si nos sentamos juntos.

Aquello no acababa...y yo, en manga corta, ya no soportaba el calor. Buscaba envases de palomitas tirados por el suelo para romper el cartón en pedazos y abanicarme, pero no lograba verlos.
Por fin acabó, y aún tuvimos que soportar el colapso para salir de la sala. En la escalera sentimos aire fresco y alli nos quedamos a respirar. Comentamos la peli, les dije lo de 'The Fucker'..y de repente vino a cerrar la sala el mismo señor (un taponcillo) que cogía los tickets a la entrada.
Entonces solté 'claaaro..por eso no había aire acondicionado, porque el taponcillo este está para todo, y como es tan chico no alcanza los mandos'.
Más risas.

Salimos por fin a la calle, llovía intensamente, y bajamos hasta Plaza Cataluña. Los cuatro, Eli, Sonia, Patricia y yo, habíamos pasado una tarde de lo más divertido, y con Raúl también la mañana y el mediodía.
En Plaza Cataluña nos separamos para coger nuestros transportes, y yo bajé andando, sin paraguas, bajo una intensa lluvia hacia casa, adonde llegué empapado y me metí de cabeza a la ducha.

Fue 'el día del aguante', nos pasó de todo, nos reímos hasta no poder mas, conocí a dos chicas maravillosas, y fue seguramente tan sólo el primero de muchos días divertidos que nos quedan por compartir.
¡Pronto desembarcaremos en Girona!
jajajaja

Un beso para Sonia, Patricia, Raúl y Eli.

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