viernes, 24 de octubre de 2008

EL REGALO DE SELMA LAGERLÖF


Hoy quiero escribir sobre una gran escritora, Selma Lagerlöf, porque de su puño salió el libro, y de él la serie de animación que me marcó en mi infancia-adolescencia. Me estoy refiriendo a Nils, aquel niño convertido en duende que se recorría Suecia con un grupo de aves.

Selma Ottilia Lovisa Lagerlöf es la sueca más famosa de todos los tiempos, y la primera mujer en obtener el Premio Nobel de Literatura (1909).

Nació (1858) y murió (1940) en la misma ciudad, Marbacka, viviendo sus 82 largos años en diferentes ciudades del país. Su familia pasó muchas vicisitudes, pero uno de sus hermanos se aseguró desde Estados Unidos de que nunca le faltase educación, ya que la niña había demostrado un notable apego por la lectura (antes de los 12 años se había leido ya la biblia y todas las obras principales de los grandes autores de la época, desde Dumas a Andersen, Grimm o Shakespeare).
Ella le estuvo agradecida siempre, porque pudo hacer carrera de docente, y como pago le ayudó económicamente hasta que él falleció en 1912, hecho que inspiró el primer libro de Selma, 'El desagravio'.

Selma sería famosa entre sus compañeras universitarias por sus sonetos y poemas, que llegaron a manos de la aristocracia propiciando que fuera mas y mas conocida. Ganó algunos certámenes importantes, pero sus primeras obras fueron recibidas con tibieza por reflejar historias estrictamente locales.
Curiosamente, su fama creció en el país vecino, Dinamarca, donde fueron traducidas sus novelas y recibiría el impulso necesario para hacerse valer.

Fue desde 'La saga de Gösta Berling' (con un protagonista masculino que gustaba a todos) cuando comenzaron sus éxitos y por fin fue reconocida en su país, Suecia. Tal fue la popularidad que el rey Oscar de Noruega y Suecia, y la Academia Sueca decidieron unirse para financiar los problemas económicos de Selma y que así pudiera dedicarse de lleno a escribir.

Tras viajar por Italia y Egipto, sus libros adquirieron toques exóticos que llamaron la atención del público, convirtiendose en la autora más leida, vendida y respetada no sólo de Suecia, sino de toda Escandinavia.
Gracias a esto, consiguió recuperar la finca familiar, subastada por la penuria económica de los suyos.

En 1909 la Academia Sueca reconoció por fin su frescura, imaginación y espiritualidad con el Premio Nobel de Literatura, y un discurso de reconocimiento público de su especial habilidad para retratar la vida campestre con un toque de corazón.

Aunque este galardón la puso en boca de todo el planeta al ser la primera mujer en conseguirlo, no sería su punto álgido de fama.
Tras leerse muchos relatos de animales de Rudyard Kipling, Selma recibió el gran encargo de su vida, al que debe la fama mundial que todavía la rodea.
El Consejo de Educación sueco (Ministerio de Educación de entonces) estaba harto de ver que los niños del país no mostraban ningún interés en su geografía e historia, y que sacaban pésimas notas en ambas asignaturas. Dada la fama de Lagerlöf retratando escenas paisajistas del país, decidieron encargarle una historia que consiguiera atrapar el interés de los niños al tiempo que les hiciera conocer las particularidades de su nación.

Así nació "El maravilloso viaje de Nils Holgersson" (Nils Holgerssons underbara resa genom Sverige), el que se convertiría en uno de los libros infantiles más populares y vendidos de toda la historia en el continente europeo.
Selma ideó la historia de un niño de difícil comportamiento (para que los escolares se sintieran identificados), que maltrataba a los animales de la granja y colmaba la paciencia de sus padres. De repente un día era hechizado por un duende, que lo convertía en un 'pulgarcito'.
Nils se ve obligado a acercarse a los animales a los que antes hostigaba, hasta el punto de darse cuenta de sus errores y curarse de su intolerancia y egocentrismo. Comparte con ellos un viaje por todo el país, en el que acaba aprendiendo los valores morales que antes negaba, al tiempo que va descubriendo montañas, valles, provincias y ríos.


El resultado fue un auténtico delirio nacional hacia este libro, con los niños leyéndolo dentro y fuera del colegio, y ediciones en docenas de idiomas. El amor por la naturaleza y las costumbres del país se reflejan de forma tan hermosa que ha sido objeto de versiones cinematográficas y series de televisión, dentro y fuera de Suecia.

Precisamente Nils Holgersson llegó hasta los últimos rincones del mundo gracias a que la cadena de televisión japonesa NHK realizó una magnífica serie de dibujos animados sobre este libro.

Estrenada en Japón en 1980, cuenta la historia a través de 52 capítulos, y cautivó a los niños de todo el planeta, especialmente a aquellos que nunca habían conocido el libro ni su existencia, entre los que me cuento.
El tono moralizante y ecológico está tan bien reflejado en la serie, y es tan universal e inocente, que incluso fue emitida en el mundo árabe y China.

La serie fue un éxito clamoroso en todos los países donde se emitía, y su sintonía sigue asociada a toda una generación, que se enternece al reconocerla.



A mi me marcó, y quizá fue la que sentó mi amor por los animales y la naturaleza.
¡Y cómo lloré el día en que Nils recuperó su tamaño normal y ya no entendía a sus amigos los animales!...Dios qué llanto.
Esta serie es uno de mis mejores recuerdos de infancia. En los últimos años he tenido al libro en mi mente, quería comprarlo, alguna edición ilustrada o especial.
Y mira por donde...en el aeropuerto de Sevilla, cuando me volvía el pasado lunes a Barcelona, encuentro en la librería Relay un libro grande con la ilustración de Nils en portada y el nombre de Selma Lagerlöf.
Se me arrinconaron dos lagrimillas en las esquinas de los ojos, y se me erizó la piel.
No me lo podía creer.
Lo cogí...(¡oh cuanto pesaba!)...y lo abrí.
Era una edición de Anaya con láminas (aquí está: http://www.casadellibro.com/libro-el-maravilloso-viaje-de-nils-holgersson/2900001279967 )
21 euros costaba.
Pero ya estaba donde debía estar...en mis brazos.
A falta de un novio que tuviera el detalle de regalármelo (se lo habría pagado con una noche de sexo feroz), me lo compré yo.
Y fui feliz.
Mi sonrisa brillaba por el aeropuerto.

Y ahora, cada noche, me leo unas páginas, entregado en cuerpo y alma a ese Nils que refleja el espíritu inquieto y aventurero de Manué, y que aprende de sus errores, como yo.
Y estoy seguro de que no será lo último que leeré de Selma Lagerlöf.

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