viernes, 17 de octubre de 2008

LO QUE SE AÑORA

(Escribo esto a las 23'45 del jueves)
Esta tarde, entre prisas y carreras porque me faltaba el tiempo para hacer todo, estuve en una carísima tienda de té, en el popular y 'chic' barrio de Gracia (ellos prefieren seguir considerándose un pueblo).

Mientras la dependienta pesaba el té que me gustaba para mis amigas y lo guardaba en las latitas que yo seleccioné, todo a precio de oro (cuando es para alguien que quiero, todo me parece poco), me preguntó (por mi acento) si yo estaba pasando unos días en Barcelona.
- '¿unos días?' -(dije yo)- llevo aquí dos años...
la mujer se sorprendió y enseguida me dijo algo en catalán (esto es un test que te hacen cuando dices q llevas mucho tiempo aqui pero no les hablas en catalán...enseguida te sueltan una frase para ver si la entiendes y contestas).
Le contesté en castellano, y ya volvió a hablarme en mi idioma.

Hubo un momento, cuando le dije que era de Huelva, en que me preguntó si no echo de menos aquello, o qué cosas echo en falta.
Es curioso...hacía tiempo que no pensaba en eso.

Echo de menos las playas de verdad...con arena dorada, brisa atlántica, el océano fiero y gélido, y el sol besándolo cada atardecer. Y echo de menos aquel aroma de cuando caminas por las dunas o los parajes naturales costeros, y el romero, el tomillo, los pinos y los matorrales desprenden su fragancia para que se mezcle con el aire de levante y las microscópicas gotas de mar.

Echo de menos los temporales, cuando en pleno invierno te acercabas a la playa y veías las olas inmensas amenazando con comerse tu ciudad, rugiendo como leones, bajo un cielo gris plomizo y llevándose toneladas de arena de tu playa.

Echo de menos cuando me iba con mi coche a senderos de madera que atraviesan parajes naturales, y los recorría a pié hinchando los pulmones de ese aire puro tan especial que sólo se respira en sitios como la Laguna del Portil, el Arboreto del Villar o la Costa de Doñana.

Echo de menos los senderos de la sierra, serpenteando entre colinas y arroyos, entre castaños y encinas, entre alcornoques y helechos, de un verde fulgurante.

Es la naturaleza salvaje lo que más echo de menos.

Pero también echo en falta...
el calor de la gente
la facilidad para sonreir y pasarlo bien sin nada (que aquí no las tienen)
las salidas con mis amigas por los pueblos o caminos
comer o cenar con Jesús en un restaurante entre risas, disparates y tonterías...ooooh...cómo echo de menos esas cenas íntimas, también ver a su abuelita (que para mi es como si fuera mía)...
echo de menos cruzar los puentes de Huelva y ver inmensas láminas de agua a cada lado...islas, marismas...
echo en falta las carnes ibéricas...¡¡¡señor...eso es sabor!! la carne en Barcelona sabe a hormonas refritas con antibióticos...
echo en falta ¡¡TAPEAR!!! lo de aquí de Barcelona no es tapear, es un timo y todo es recalentado, o descongelado, o porquería..
y echo en falta, por supuesto, las comidas de mi madre...que hace años que no pruebo y es la mejor cocinera del mundo...a ver qué lista supera sus arroces, sus carnes en salsa, sus albóndigas con tomate, sus potajes y pucheros...¡vamos hombre!.

Pues si...echo de menos muchas cosas de Huelva.
La dependienta me dijo..''¡¿y que haces aquí entonces?!'
y yo le dije ''ganarme la vida...algo que allí no puedo hacer''.
Ella me dijo que si pudiera se largaba de Barcelona.
Le contesté que yo ni me lo he planteado nunca. No sé si en otro sitio estaría mejor o peor, sólo se que en Barcelona VIVO, y mi vida en Huelva había dejado de ser vida hacía muchísimos años.
Así que de momento...a aprovechar esta vida..y mañana quien sabe lo que Manué hará.
De momento...mañana a Huelva SDQ, y a disfrutar de lo que tanto echo de menos.
Se acabaron las añoranzas.

No hay comentarios: